sábado, 9 de febrero de 2013

Géneros: Terror


Me gustan las películas de terror. Las sufro enormemente. En un ejercicio de brutal masoquismo, he ido a ver una "de miedo".

Es un género con el que mantengo una relación de amor/odio. Seguro que a vosotros tambien os ocurre lo mismo.

Lo he pasado fatal. Y creo que eso es lo bueno, volver medio acojonado a casa, que es lo que uno se espera en estos casos.

Verla con los ojos bien abiertos para medio cerrarlos en el momento en el que SABES que va a venir el susto.

Agarrar bien fuerte, con una mano, la chamarra, intentando, a la vez, ver y no ver que pasará y, con la otra, apretar la mano de tu señora tan fuerte como el susto que te llevas.

Saltas de la butaca, gritas: "¡JODER!", y piensas: "¿Quien me mandará venir a ver esto, a pagar por sufrir?".

Pues nadie. Uno lo hace encantado, aunque siempre sea la misma cantinela. Las mismas situaciones en todas las películas: Que si detras de la puerta esta el monstruo, que si no vayas sola y de noche (¿a quien se le ocurre?) a esa cabaña, que si no abras el armario... Pero, aunque sepamos lo que va a ocurrir y cuando va a pasar, nos llevamos el susto como la primera vez.

Tras acabar ese calvario, sales del cine sabiendo que todo es mentira, que son actores y todo esta preparado. Que pena no darte cuenta antes.

Pero, saber eso no te impide subir el ascensor sin mirarte en el espejo por temor a que aparezca algun fantasma, ni subir los 4 escalones que hay hasta el ascensor a toda ostia por si te alcanza algun psicopata, ni a ponerte a escribir esto en vez de meterte en la cama a dormir, no vaya a ser, que en medio de la noche, le de por crujir a la madera.




 

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